A medida que envejecemos, nuestro cuerpo experimenta cambios inevitables. A partir de los 55-60 años, es común notar alteraciones en nuestra estructura esquelética, muscular y postural.
Para los instructores de Pilates, es crucial comprender las limitaciones a las que se enfrenta este tipo de clientela. Muchas personas en esta etapa de la vida experimentan una disminución del equilibrio y una sensación creciente de inseguridad, lo que resulta en una disminución de la actividad física.
Es fundamental ofrecer clases adaptadas a las necesidades de este grupo de edad. En nuestras clases de Pilates, hacemos hincapié en el trabajo de fuerza, ya que a partir de los 50 años, perdemos un porcentaje importante de fuerza cada año.
En este vídeo, Cristina D’Ercole te comparte un ejercicio enfocado en el tren inferior, específicamente en las elevaciones de talón. Además, no dará consejos sobre la correcta colocación del alumno durante la ejecución de este ejercicio.
Es esencial comprender que el trabajo con personas en edad avanzada no solo tiene beneficios para su salud física, sino también para su salud mental y emocional. Al mantenerse activos y comprometidos con su bienestar, pueden disfrutar de una mejor calidad de vida.
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Artículo escrito por Montse Pujol.
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